miércoles, 3 de julio de 2013

Antitopicando

Antitopicando

Qué feo, burdo y, muchas veces, aburrido es el tópico por repetitivo. En especial cuando se refiere a cuestiones de identidad, ya sean sexuales, religiosas, de nacionalidad o ideología. No digamos nada cuando apelan al aspecto físico de alguien o de un grupo de características determinadas.

En todos ellos, yo veo siempre el antitópico y soy protagonista de más de uno.

Algunos lo llamarán “excepción”, utilizando la expresión (también tópica): “La excepción que confirma la regla”.

No estoy de acuerdo. No se trata de una excepción sino de una individualidad. Si nos centrásemos más en las especificidades de las distintas individualidades con que nos topamos en la vida y dejásemos de generalizar y “topicar” nos iría mucho mejor.

Si considero los tópicos “típicos” aplicables a mi persona, tendría que definirme como cabezón (por ser Zaragozano), introvertido y ordenado (por ser Virgo), inútil para hacer las labores del hogar y / o el cuidado de los niños (por ser hombre), sentir permanentemente la culpa católica (por razones evidentes de religión), disfrutar viendo las carreras de coches en televisión (hombre, de nuevo), horrorizarme si ponen una película sentimental por televisión (el hombre no puede ser sensible) y, de practicar un deporte tendría que ser uno de los siguientes típicos de la masculinidad: Fútbol, ciclismo, boxeo y apurando mucho, y porque está de moda, padel.

Como soy de ciencias se supone que no me debería gustar en exceso el mundo del arte, tendría que poder resolver cualquier problema y/o cuestión que ocurriera en cualquier momento y en general debería tener un aspecto descuidado, ser más bien feo, probablemente con gafas y sin cuidar mi imagen exterior.

Sí, como he dejado entrever soy un defensor acérrimo del Antitópico. Me encantan las personas con identidad propia, que se salen de los convencionalismos, defienden sus ideas, son plenamente asertivas y son capaces de criticar y cuestionar lo incriticable e incuestionable.

Es por eso que no creo en Dios aunque me encanta estudiar las religiones y entenderlas, me gusta el arte abstracto a pesar de que no puede parametrizarse de ninguna manera, los deportes minoritarios como la gimnasia deportiva, las películas románticas y el punk, a la vez que las convenciones sociales y la buena educación. Definitivamente, no es incompatible.

Una persona debe ser la suma de todo eso y muchas más cosas que pueden parecer imposibles de coexistir por responder a tópicos diferentes y excluyentes pueden y deben conformar la personalidad de cada uno.

Y una vez más, ello es posible relativizando lo que de absoluto tiene el tópico. Así pues, una vez más me reafirmo: lo absoluto no existe. Por ello, ¡ “antitopiquemos” todos !